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dimecres, 28 d’abril del 2010

APOCALIPSIS : GUERRILLOS DE LA FE




LOS APOCALIPSIS no aparecen apenas más que en tiempos de amenazas, de guerras, de persecuciones. Los apocalipsis son mensajes destinados a mantener la fe de un pueblo, a confortar su esperanza cuando los acontecimientos hacen temer lo peor. Su objetivo es armar espiritualmente a unos creyentes, que dudan seguir confiando en el Dios de la Alianza, por el carácter irremediable con que experimentan la situación.
Así sucedió con el libro de Daniel, cuando los judíos eran perseguidos a causa de su fe y de su Ley, y así sucedió tambíen con el apocalipsis de Juan, cuando los cristianos de Asia Menor veían que se les cubria el cielo de nubes ( amenazas ) encima de sus cabezas.
Los apocalipsis son manuales para los resistentes , armados o no. Pretenden galvanizar las energías, tranquilizar al pueblo, indicarle la conducta a seguir. Están destinados a los guerrilleros de la fe , que desean levantarse contra las amenazas, sin saber demasiado bien cómo hacerlo, material o teológicamente.
Normalmente figuran firmados bajo un seudónimo: la censura se hubiera hecho enseguida con el autor si diera su verdadero nombre. El recurso al seudónimo se requiere de forma imperativa. Por esta razón el autor del libro de Daniel no puede ser el oscuro profeta , al que sólo conocemos a través de listas poco significativas. El autor de este librito quedará en el anonimato para siempre, y si eligió este nombre posiblemente se debiera a que era el del segundo hijo de David ( 1 Cron. 3, 1 ), el rey victorioso bajo cuyo patronazgo se coloca.
De modo semejante , si el autor del Apocalipsis dice llamarse JUAN, se deduce claramente que en ningún caso puede ser Juan El Evangelista, muerto sin duda hacía mucho tiempo, su autor ; lo único que pretende es advertir a sus destinatarios que se inscribe en la línea teológica de la escuela joánica.
Y si el autor de esta " literatura clandestina " deber permanecer en el anonimato , con mayor razón aún debe ocultar su dirección. El lugar de edición es siempre ficticio , ni Daniel estaría ya en Babilonia, ni " Juan " en Patmos. Por otra parte, parece difícil que un exiliado político a esta isla hubiera podido gozar de tiempo libre suficiente para escribir una carta tan larga.

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