El hecho de caer en tierra como muerto es un puto cliché convencional : " Cuando le vi, caí a sus pies como muerto ". Pero aquí adquiere una fuerza particular. Caer ante unos pies de los que se sabe ser de bronce no expresa la fragilidad de Juan, sino que legitima más bien un acto prohibido a los cristianos en el culto al emperador, que, por su parte, tiene pies de arcilla ( 2,27 ).La visión impuesta por la visión del rey - pontífice eterno tiene un aspecto de aniquilamiento comprable a la muerte, pero la continuación del texto se apresura a decir la poca importancia que tiene esta muerte cuando se vive a los sólidos pies del VIVIENTE ( ver última fotografia )
Y Él, poniendo su mano derecha sobre mi, dijo ". La mano derecha de Cristo, en la que están reunidas las estrellas de las siete Iglesias, se posa enseguida sobre el supuesto muerto, que de inmediato vuelve a ser de nuevo capaz de oir otra vez la Palabra : la escena es un mimo de la muerte y de la resurrección espiritual del viviente.
" NO TEMAS: YO SOY el primero y el último y el que vive: estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo la llave de los muertos y del Hades ". NO TEMAS es la fórmula clásica que calma y tranquiliza a todos los receptores de teofanias. Nada hay que temer del Hijo del Hombre , incluso cuando se manfiesta en gloria. Sólo hay motivo para alegrarse de que él esté ahí. Se presenta , además , como el primero ( de los resucitados ), el último ( que ha conocido la muerte contando sólo con una esperanza ) y así es el Viviente por excelencia , como profesaba el, sin duda , único artículo del primer Credo ctistiano ( Hch. 25, 19 )( Ver penúltima fotografia ).
Su cualidad de viviente no le viene por su pertenencia a la esfera de Dios, sino en virtud de su muerte. que aceptó como testigo fiel. Aquel que, antes, podia pasar por un simple hijo ndel hombre se revela hoy, en la visión de la fe , como el Hijo del Hombre exaltado, prefigurando el destino de su pueblo, que con y como él, deberá afrontar sin duda la muerte,más para dar testimoniuo de la verdad. La Muerte y el Hades, lugar de estancia de esta , ya no estarán encerrados con candados, porque el Cristo vencedor ha recibido las llaves que abren al mismo tiempo las puertas de la Jerusalén nueva ( 3,7 ). Sigue siendo verdad que nadie puede ver a Dios sin morir, pero desde la aventura pascual del Hijo del Hombre, esa muerte ya no es más que aparente. En esta actualización y de la resurrección se encuentra justificada ya la promesa de la gracia y de la paz anunciada en el umbral del libro. Recordar que el contexto del Apocalipsis es dominical y eucarístico constituye una vasta homilia, que actualiza las preguntas de las Iglesias y del mundo, a la luz de la Resurrección ( ver segunda fotografia ).
" las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias y los siete candeleros son las siete Iglesias ". Los ángeles pertenecen a la esfera del cielo, al mundo de Dios, sin que se afirme nada sobre su existencia real. El ángel cumple tres funciones principales : es intérprete- mensajero de Dios, es un notable de bsu corte y guardián tutelar de los hombres. El ángel, de por sí, es invisible, pero se considera a manudo que una parte de su esplendor es perceptible en una estrella. De esta suerte no existe distancia entre estas dos imágenes : nacer con buena estrella o tener un buen ángel de la guarda. Ambas fórmulas remontan forzosamente a mitologias paganas, que profesaban que a cada nacimiento humano correspondia la aparición de una estrella, que se apagaba a la muerte de esta persona.
El ángel -estrella de una Iglesia es la presencia , teológica y espiritual. de esta en la eternidad de Dios. La Iglesia vive una historia terrestre , pero su culminación está en otra parte, esa otra parte es la que el ángel representa e indica. El Horizonte es muy amplio : para volverse transparente en la presencia de Dios, una Iglesia debe tener en su punto de mira el porvenir celeste que le hya sido prometido ( ver primera foto ).
Este es el Hijo del Hombre de los Evangelios, hoy glorificado. Como sacerdote y rey, participando de la eternidad de Dios, penetrando todas las cosas con su mirada , aportando palabras fuertes e incisivas, recórdándonos que Él ha vencido a la muerte, que nosotros también tenemos que vencerla y que, con su ayuda, lo podemos.
Del mismo modo que la luz emana del candelero , así surge el mensaje de la Iglesia. Todas las Iglesias son otros tantos candeleros y no hay otros fuera de ellas ;: únicamente las Iglesias son porta- antorchas de la luz del Verbo. Las Iglesias don múltiples, geográficamente dispersas y cada una aporta, allí donde está, su parte de luz. Sin embargo, son una, porque están todas en la mano del Resucitado.
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